Noche de invierno en la ciudad colonial

Potosí - Calle Lanza
Potosí - Calle Lanza
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Es una noche de invierno en 1975, el grupo de caballeros masones ha terminado su ceremonia habitual de media semana en el templo de la insigne y respetable Logia «Honor y Prudencia» fundada en 1913. El templo está ubicado en la calle Matos, entre las calles La Paz y el Boulevard.

Logia Honor y Prudencia
Logia Honor y Prudencia

Caminan en grupos de dos o tres rumbo al banquete en la casa del Dr. Terán en la calle Fanola, a unas 7 cuadras del templo masón. Atraviesan dos cuadras del Boulevard, la tienda e importadora La Castellana ya cerró su puerta y ventanales, las vitrinas que muestran las carteleras cinematográficas ya fueron descolgadas de las paredes.

Aviso publicitario de "La Castellana" en los años 60

El grupo desciende la Plaza 6 de Agosto por la acera del cine teatro Omiste, antiquísimo templo de Belén cuya construcción inició en 1545 aproximadamente; colindante al Colegio Pichincha fundado en 1826 por el mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre.

Catedral de Potosí, el Colegio Pichincha está detrás del monumento (entre la Catedral y el Cine Omiste)

Cruzan el callejón de la Junín conocido anteriormente como calle de la Pulmonía, para luego atravesar en diagonal la Plaza 10 de Noviembre frente a la imponente Catedral, enfilando posteriormente a la calle Lanza, en cuya primera cuadra se encuentra la escuela Modesto Omiste, en la que otrora fue la casa de Don Antonio Lopez de Quiroga, el minero de la plata más rico y legendario de Potosí.

Calle Lanza, al fondo la silueta del Cerro Rico
Calle Lanza, al fondo la silueta del Cerro Rico

Llegando a la esquina de la calle Chuquisaca, está la Oficina de Correos y el Telégrafo, desde ahí se tiene una vista frontal al horizonte lejano que deja ver algunas luces que se mueven cual luciérnagas dentro la triangular silueta del Cerro Rico. Son algunos mineros con las luces de sus linternas de carburo que descienden la Montaña de Plata al final de su jornada rumbo a sus casas.

Atraviesan la segunda cuadra de la calle Lanza, a la altura de la Casa de los Beneméritos de la Guerra del Chaco, se divisa la torre de la Iglesia de Copacabana.

Son pasadas las 9 de la noche y hace frío, el habitual en las noches de invierno con cielo despejado; las estrellas se ven tenues en el firmamento. Las calles solitarias congelan hasta el alma por los gélidos adoquines que cubren las calzadas.

En uno de los grupos amenamente conversa Jorge Luksic Garrón con Humberto Iporre Salinas, el tema de la charla gira en torno a la planta de volatilización de minerales de La Palca y la construcción de la planta de fundición de Karachipampa.

Mientras otro de los grupos deja escapar las sonoras carcajadas de Mustafá Eloxamí al escuchar el relato de don José, hábil contando chistes y anécdotas.

Calle Nogales, torre de la iglesia San Francisco
Calle Nogales, torre de la iglesia San Francisco

Atravesando la puerta del Hotel el Turista, don Jorge, dueño del hotel, hace un ademán saludando al Conserje a través de la puerta de vidrio. Llegando a la esquina del hotel, la acera dobla a la izquierda sobre la calle Nogales, una pendiente que conduce a la iglesia de San Francisco, templo edificado aproximadamente entre 1545 y 1550, santuario de veneración del Santo Cristo de la Vera Cruz.

Plazuela Km. 7, a la izquierda, la esquina de la Casa del Notable Potosino Armando Alba
Plazuela Km. 7, a la izquierda, la esquina de la Casa del Notable Potosino Armando Alba

Cuando una parte del grupo atraviesa la calle para continuar la última cuadra de la calle Lanza, a unos pasos de la plazuela Kilómetro 7, sobre la acera de la casa del historiador y notable potosino Armando Alba. Un caballero con el sombrero de tres picos y un corbatín en el cuello acaba de dar la vuelta, desde la derecha del callejón de la Nogales. Es de tez blanca, estatura mediana, de barba y bigotes. Viste además, una chaqueta militar de paño azul con una espacie de faldón desde la cintura hasta casi las rodillas, los puños de las mangas son de color rojo con galones dorados. De igual manera las solapas son rojas con botones dorados. Los pantalones tipo calzón son de color azul hasta la rodilla, medias blancas hasta las rodillas y sus calzados negros tienen una hebilla cuadrada dorada en el empeine. Lleva al cinto una espada. Su andar es firme y cansino al mismo tiempo.

Al principio todos quedan atónitos, pensando que es solo alguien con un disfraz. Toma rumbo hacia la iglesia de San Francisco, el eco de sus tacones revelan su andar firme y cansino mientras avanza sobre la acera de la estrecha callejuela.

Muy pronto los del grupo de avanzada, dan vuelta para ver dónde va, mientras el segundo grupo llega a la esquina. Tan pronto giran la vista para ver hacia dónde se dirige, grande es la sorpresa. No había nadie en la acera, la cuadra de la Nogales entre la calle Lanza y la calle Tarija estaba vacía.

No pudo haber entrado en la casa contigua a la de don Armando Alba, pues, la puerta de la vivienda colindante estaba metros más arriba. El propietario era don Raúl, notable político del MNR, hermano del más famoso acuarelista Ricardo Pérez Alcalá.

Apresuran el paso, la última cuadra se les hace larga, atraviesan la acera de la Importadora COBANA en la acera izquierda y frente al ingenio minero Huayra (Viento) perteneciente a la Empresa COMSUR.

Al final de la cuadra está el laboratorio de ensayos del Sr. Piérola, ensayista de minerales, perito en determinar la calidad del mineral, es decir, certificaba en sobres lacrados que el estaño por sobre el 70% de pureza, era mineral de buena ley.

Los grupos doblan a la derecha, a una cuadra sobre la calle Fanola, está la casa del Dr. Terán, colinda con la escuela y hogar de niñas Copacabana, que a su vez es aledaña del templo de Copacabana. Su construcción inició en 1585 y fue terminada en 1685.

En la época colonial era el límite entre las viviendas de españoles y la zona de yanaconas huayradores1 y el área aledaña a la iglesia fue un cementerio.

Llegan casi corriendo al banquete, comentan el incidente, pero, nadie tiene una explicación clara de lo que habían visto minutos antes. Todos habían escuchado historias de fantasmas, de las muchas que tiene Potosí. Pero, ninguno hasta ese entonces había tenido una experiencia similar.

El banquete pasó a segundo plano. Al finalizar, optaron por salir en grupo y llegar cuanto antes a la Plaza 10 de Noviembre, lugar desde donde muchos tomaron un taxi para retornar a sus hogares.

El mismo cruce de calles fue atravesado con temor, don Jorge entró corriendo a su hotel, cuentan que muchos no pudieron dormir esa noche.

Noche de invierno que pasó a ser anecdótica e inolvidable

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