Epidemia global y servicios, a la finalización del 2019, ya se tenían noticias certeras acerca del nivel de mortalidad de un nuevo virus surgido en noviembre en WuHan China. Europa fue el segundo continente en ser alcanzado por la virulenta infección, el causante, el SARS-CoV-2, Covid 19 cuyo alias es Coronavirus.
Pese a los altos niveles de educación, comunicación y servicios de salud, uno tras otro, los países fueron emitiendo a diario cifras de los incrementos de contagio y cifras de muerte.
Las medidas de prevención y de respuesta al avance de la mortal pandemia fueron implementadas por los gobiernos empezando por la cuarentena rígida (lockdown). Medidas restrictivas y un mar de publicidad sobre higiene y distanciamiento social.
Crisis sanitaria y miedo
Una crisis sanitaria global que cambió los hábitos y el comportamiento de la gente. Los besos y abrazos típicos en el saludo en países latinos dejaron entrever que había que cambiar las buenas costumbres y volverse apático.
El miedo fue otro de los factores que influyó no solo en la dispersión de información sino también, en el estrés y presión psicológica que desgastaron la protección del ser interior ante la inminente adversidad.
Foto de Anna Shvets en Pexels
Frente a estas medidas restrictivas, el plan inmediato fue apelar a la tecnología, las redes sociales, los servicios de comunicación y mensajería instantánea fueron el nexo para no quedar completamente aislados.
Los servicios de streaming como Netflix, y Google Premium tuvieron un incremento en su demanda. Amazon puso un servicio gratuito de lectura de libros para niños. Todo con el objetivo de hacer que las horas de encierro fueran menos estresantes, menos depresivas.
La tecnología, frontera entre dos mundos
El efecto pandemia reveló con crudeza la diferencia entre países tecnológicamente preparados y los que aún avistan en el horizonte un futuro lejano que quizás no sea alcanzado. La diferencia en servicios de salud también quedó expuesta, hospitales colapsados, personal médico insuficiente, falta de equipos de recuperación, respiradores artificiales y camas. Mientras en países avanzados la inteligencia artificial y los servicios de geolocalización además de los sensores de temperatura permitieron dar seguimiento a personas en ciudades tecnológicamente adaptadas para este tipo de sistemas.
Es cierto que mucha gente tiene la tecnología en la mano, pero solo la utiliza para servicios de comunicación básicos. Su conocimiento no va más allá del envío de mensajes o videollamadas y la publicación de videos en Tik Tok.
Pasar a un uso más avanzado que esa tecnología permite, es pedir algo improbable.
Sistema educativo improvisado
El área de educación mostró la verdadera faceta del atraso en el conocimiento y uso de las TIC. Docentes y profesores no estaban preparados para tal acometida, más aún, expuso la falta de un plan de contingencia, la carencia de servicios de Internet en escuelas y colegios. Más aún en las áreas rurales donde la población tiene servicios pobres de telefonía.
Forzadas por las circunstancias, empresas e instituciones, establecieron el teletrabajo. Muchas personas tomaron el impulso para la oportunidad y optaron por el comercio a través de redes sociales, se diversificaron los servicios de delivery para productos, alimentos y otros.
Los servicios bancarios ahora también ofrecen servicios de afiliación remota y sus aplicaciones en celulares permiten que la gente pague servicios con unos cuantos clics en sus computadoras o smartphones.
Las redes sociales difundieron con prontitud consejos, recetas, tratamientos caseros y direcciones de servicios médicos, simultáneamente, fueron voceras de las noticias falsas difundiendo dudas y desconcierto.
La pandemia ha establecido el basamento de una nueva normalidad cuyo paradigma fundamental son las TIC. Es sin duda alguna el mayor impulso que se podría haber dado a la industria, un empujón imprevisto que motivó a muchos gigantes de la tecnología como Google popularizar sus aplicaciones de videollamadas y reuniones virtuales, incluso corrigiendo sobre la marcha problemas iniciales de seguridad.
Los mencionados servicios pasaron a ser esenciales, en el mundo laboral, los negocios y el educativo, siendo hoy una más de las herramientas cotidianas en nuestra nueva normalidad.
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